Jean-Claude PALAWO
Muy poco conocida por el Público europeo, La literatura africana negra, comparativamente a las literaturas europeas, como la francesa, la inglesa, la alemana o la española, con el lema “un pueblo, una literatura, una lengua, una cultura” la literatura de África subsahariana, con su visión antagonista entre la inmovilidad tradicional y las represiones, la lectura etnográfica y sociológica, los conflictos y tensiones, las lenguas locales y europeas es un producto de encuentro.
Escrita en lenguas europeas, como consecuencia de la colonización, su verdadera identidad ha sido cuestionada por los autores nigerianos y Kenianos. Las posturas radicales generan las tensiones.
Más allá del debate vigente en torno a sus fuentes culturales africanistas o europeístas, la lengua de su escritura; La literatura africana negra por medios de sus autores más comprometidos, Mongo Beti, Senghor, Chinua Achebe, Wole Soyinka buscan nuevos horizontes, nuevas estrategias para reconstruir unas instituciones libres y las revistas independientes; las alianzas inter-disciplinarias, inter-comunitarias e interculturales para hacerse visible dentro de la globalización. Se trata de reexaminar las distintas posturas ideológicas, con el fin de elaborar una nueva identidad que tenga en cuenta el pasado, el presente y el futuro de África.
Es la escuela de pensamiento más radical, propone la descolonización completa de la literatura africana respecto a todas sus huellas extranjeras, tanto de Europa como de América. Sus figuras más importantes son Ngugi Wa Thiongo, el escritor keniano, con su libro Decolonising the Mind: The Politics of Language in African Literature (1986), donde el autor propone unas estrategias de descolonización total; desde la mente al lenguaje hacia una institución literaria autónoma. Además sugiere a los escritores africanos escribir en lenguas africanas como el kikuyu, el suahili, y el yoruba como solución de recambio a la deportación espiritual y lingüística. Ngugi afirma que escribir en una lengua extranjera como el inglés o el francés, la realidad africana, puede transmitir mensajes diferentes y contradictorios. Por tal motivo, los textos originales deberían ser escritos en lenguas africanas, y sólo después, en caso de necesidad, traducirlos a lenguas extranjeras. Para el mencionado crítico panafricanista, los autores deben escribir para satisfacer y ayudar a su pueblo.
La escuela nigeriana llamada Bolekaja, en su teoría de la descolonización llamada “Black literature and literary theory” (una escuela de ideología nacionalista, compuesta por Ayi Armah, Kweih, Chinweizu, Ihechukwu Madubuike, Abiola Irele, Soyinka Wole), afirma que la legitimidad del porvenir de la literatura africana y sus criterios de evaluación y de consagración es ante todo un asunto de los críticos afro-centristas. Para ellos, la pasión común es África y sus culturas.
A este grupo hay que añadir la denominada ‘negritud senghoriana’, que propone la creación de un nuevo lenguaje y una teoría africanista de la literatura.
Algunos críticos como Jacques Chevrier o Victor Bol, han expresado valoraciones negativas de la novelística africana basándose en comparaciones con la novela realista ‘tipo Balzac’.
Foto: CC BY - Rushay
La crítica afrocentrada, está compuesta por Hamadou Kone, Mohammadou Kane, Ambroise Kom Thomas Melone, Kassende, Fernando Lambert. Todos ellos han tomado en cuenta la tesis acerca de la especificad africana, pero nunca han sido tan contundentes contra las aportaciones exteriores como otros críticos; para ellos, el origen del escritor, es decir que este proceda de otros continentes, tiene menos importancia, siempre y cuando se cumpla una condición indispensable: que el crítico esté bien informado y sea respetuoso con la literatura y la cultura africanas. Lo que los afrocentrados no admiten es la falsificación de la realidad a través de representaciones e imágenes negativas de África entendidas como una estrategia destinada a desmovilizar a los pueblos de África para, así, seguir controlando y apropiándose del discurso literario dominante.
Compuesta por figuras imperialistas exóticas sin el menor conocimiento de África ni del mundo francófono, estos tránsfugas de otras especialidades han pretendido convertirse en especialistas en literaturas acerca de las que no tienen la menor idea, como tampoco del continente ni de su contexto cultural. Más que el eurocentrismo, la ignorancia parece ser la causa de sus afirmaciones desde la perspectiva de las literaturas europeas. Algunos críticos como Jacques Chevrier o Victor Bol, han expresado valoraciones negativas de la novelística africana basándose en comparaciones con la novela realista ‘tipo Balzac’. Estos críticos consideran que, dado que el modelo realista de Balzac no ha sido reproducido según sus normas, la novela africana presenta deficiencias. Y llegan a considerar incluso, que todas las obras producidas fuera de Occidente y de París, son obras de categoría “menor”, y pertenecen en este sentido a una literatura periférica o “Excentric literature”.
Más que por la apología de la nación, la raza, la cultura y la política, la crítica transcultural se interesa por las manifestaciones de la escritura desde la consideración de ésta como un efecto transitorio entre distintos discursos y géneros. Los críticos de la transculturalidad más destacados de la literatura africana son Josias Semujanga, autor de trabajos muy innovadores sobre la dinámica de los géneros en la novela africana, profesor en la Universidad de Montreal. Este crítico ruandés, autor de Dynamique des genres dans le roman africain/1999), aporta una nueva visión de la obra literaria desde una perspectiva transversal. Por su parte, Pierre Halen, Bernard Mouralis, Christiane Ndiaye, Kassende Jean Christophe, Suzanne Crosta, Immaculada Narbonna Diaz y otros nombres apuntan hacia nuevas perspectivas de una ma-crosemiótica internacional para analizar las mutaciones literarias dentro del contexto de la post-modernidad. Por eso, la literatura africana ha de ser analizada como un mestizaje cultural, lingüístico y literario ya que África siempre ha tenido y sigue teniendo vínculos culturales con Europa y América. Por lo tanto, la cuestión de su expresión en lenguas europeas no debe de ser interpretado como una falta o una carencia de raíces africanas. Al contrario, el uso de las lenguas europeas demuestra la apertura de los escritores africanos, su deseo de compartir con otras culturas unas experiencias y realidades que muchas veces el mundo occidental no comprende. Para ayudar a África, hay que comprender sus problemas, y los propios africanos son los mejores portavoces de sus problemas, y más aún porque se expresan en lenguas europeas.
Sobre el uso de las lenguas europeas, Mongo Beti afirma; la literatura africana no es una construcción identitaria exclusiva: se trata de una literatura de encuentro sin que esta sea rehenes; por eso los autores han de intercambiar, compartir las experiencias con otras literaturas; por falta de una lengua africana de consenso, esta literatura busca un amplio horizonte de recepción; escribiendo en lenguas como el ingles, el francés, o el español.., es meramente por razones pragmáticas y de apertura. La literatura como todas las demás formas culturales es transcultural.
Los críticos de la transculturalidad más destacados de la literatura africana son Josias Semujanga, autor de trabajos muy innovadores sobre la dinámica de los géneros en la novela africana.
La literatura, la pintura son obras de arte por lo tanto obras de belleza. Con respeto a la modalidad estética, de la literatura, criticó a escritores africanos como Amadou Kourouma, con mezclar, usar en alternancia código el francés y el Malinké su lengua materna. Patrick Chamoiseau escritor de las Antillas, en sus novelas, el francés y el créelo se disputan el espacio de la escritura. Mongo Beti denunció la deformación de las lenguas europeas por procesos de tropicalización caso de Kourouma, o la creolización por parte Chamoiseau.
Las estrategias de africanización de los textos por el hetero-lingüismo, como un intento de integración de las lenguas o de las culturas africanas, son puramente una práctica demagógica.
El crítico expone claramente su postura con respeto al uso de las lenguas extranjeras en la literatura africana negra.
“Yo, considero la lengua como un instrumento y no como un terreno de lucha política o demagógica. Es como un coche. Cuando conduzco un coche europeo, yo no digo voy a poner astucias africanas. Esto no quiere decir nada. Sin embargo, si se considera la lengua como una herramienta, hay que respetar la naturaleza de este instrumento, las exigencias de eficacia. Por lo tanto no es un campo de confrontación. Siempre he afirmado que no tengo ninguna relación misteriosa con la lengua francesa. Hay que ser realista y pragmático” (Mongo Beti, 2002: 184).
Más allá de los discursos de reivindicación de unas supuestas fuentes culturales africanistas, europeístas de los textos, África necesita unas instituciones libres e independientes como las casas de ediciones, las bibliotecas, las librerías, unos críticos competentes, y una población bien informada, unos políticos honrados, todo esto, reflejo de un continente en plena mutación. Por eso, Mongo Beti, el escritor rebelde a todo tipo de conformismo, propone una visión transcultural que define la literatura como la búsqueda de nuevos horizontes del desarrollo del ser humano, y manifiesta su deseo constante de hacer cada vez lo mejor, tanto desde la pluralidad cultural, como desde la pluridisciplinaridad para satisfacer su afán de superación de las servidumbres, y viejos rencores entre Africanistas y Europeístas. En definitiva, ambas comunidades han de trabajar juntos desde el respeto mutuo y la armonía.
El uso de las lenguas extranjeras en el contexto de la globalización, no debe de interpretarse como una alineación o un dominio. Se trata en realidad de ampliar las perspectivas de comunicación del futuro, adquiridos nuevos conocimientos, con la posibilidad de dialogar con otras culturas.
El caso de los Irlandés, algunos por patriotismo decían que una vez independientes et libres de la tutela inglesa, escribirían en gaélico su lengua, lo mismo pasó con los Indios afirmaban que cuando sean independientes, hablarían el hindú; hoy en día tanto los Irlandés como los Indios ofrecen los mejores periodistas y periódicos en lengua inglesa.
El dominio de las lenguas extranjeras como el inglés, el francés y otras, constituye una ventaja con las perspectivas profesionales interesantes; más que nada una asimilación la maestría de los idiomas y su buen uso puede convertirse en un arma de combate y de comunicación intercultural.
Si a los diplomáticos, inmigrantes europeos, no se les pone ninguna exigencia de hablar las lenguas africanas antes de instalarse o trabajar en África, es por estrategia neo-colonial. Cuando el continente africano despega económicamente después de su liberación habrá más interés para sus lenguas y culturas.
El ejemplo de la China moderna es una buena ilustración. Su potencial económica hace que muchos países están cada vez interesados en aprender el chino.
La prioridad para África es su liberación política, económica y cultural. El uso de las lenguas internacionales queda fundamental para hacer entender su voz y su causa.
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